sábado, 13 de diciembre de 2008

25 Años ¿ de Que ?



¿Veinticinco años de que?
Escribo estas líneas sometido, a una lluvia de declaraciones, balances y memorias.
Distintas expresiones que tienen que ver con los 25 años de democracia en La Argentina.
Una cuerda común transita las distintas declaraciones sobre este cuarto de siglo. Ese rasgo común no resulta auspicioso y lejos de representar un esfuerzo colectivo para sostener la Democracia, es el reflejo de una sociedad atravesada por el chauvinismo mediático e hipócrita de los medios de difusión.
Los opinólogos, comunicadores, políticos, el medio pelo y el poder real. coinciden en mostrar una realidad donde se mutan cuestiones fundamentales por accesorias y se confunde lo medular con lo coyuntural.
Para todos casi sin excepción esta “Democracia” tiene una asignatura pendiente: la desigualdad. La inequidad social es el gran problema a resolver.
Irritante hipocresía el acerto del párrafo anterior, concebir la democracia sin equidad, sin igualdad, es una negligencia que de ningún modo puede ser involuntaria en tan eruditos mensajeros.
La Democracia es por definición el gobierno del Pueblo y para el Pueblo. ¿ podría entenderse entonces que el pueblo gobierna para producirse el mal, para generar situaciones donde el mismo se somete a condiciones de vida dolorosas en el presente e inviables en el futuro? No cabe otra respuesta que el no a esta pregunta, a no ser que los ilustres que opinan, califiquen al pueblo como masa oligrofénica carente del mínimo instinto animal de supervivencia.
Tengo otra respuesta para esta pregunta. Nunca en estos 25 años ha gobernado el pueblo.
La postergación de la cuestión fundamental de la democracia, que es el bienestar del Pueblo, se debe a que nunca ha existido una Democracia real, sino apenas una formalidad administrativa, que permite elecciones cada dos años para que todo siga igual.
Una mirada superficial sobre esa inequidad postergada. Si el lector entiende que los eruditos se refieren a los inmensos bolsones de pobreza que se agolpan en los cordones periféricos de las ciudades , puede que tenga razón. Las condiciones de vida en esos lugares son muchas veces inhumanas y se necesita mucha dignidad para, seguir dando la pelea por la sobrevivencia diaria y no dejarse morir. Pero la inequidad va mucho mas allá y tienen un rango que nadie anuncia: es institucional.
La desigualdad, la pobreza, la miseria, la exclusión no son deslices del modelo, son el núcleo central del mismo y tal modelo socio económico es incompatible con la definición de Democracia. ¿donde radica esa institucionalidad? En primer término en la relación de fuerzas y también en las políticas que se aplican, las leyes que se aprueban y las que no se cumplen.
La inequidad tiene una cara visible que es la desigualdad de posibilidades para satisfacer necesidades básicas, está ligada implícitamente al ingreso, pero tiene una raíz mucho mas profunda.
La depredación de las riquezas naturales a través de la expansión de la frontera agropecuaria genera concentración de la riqueza en mano de los grandes productores, deterioro severo del medio ambiente, expulsión de habitantes ancestrales y su sumisión en condiciones de vida inhumanas. La criminal explotación minera a cielo abierto, dinamita montañas, envenena con arsénico y cianuro la tierra y las napas freáticas, asesina la fauna y la flora y obliga otra vez al exilio a los lugareños, bajo pena de su propia muerte.
Todo lo mencionado no son actividades al margen de la ley de empresarios inescrupulosos, está permitido y promovido por leyes de la Democracia y cuando una ley, como la de bosques, sacada a fuerza de militancia y con mas de un millón de firmas, intenta ponerles coto, simplemente no se cumple porque la Democracia no la implementa y la deja dormir en un cajón.
25 años de democracia del poder, son en realidad años de proyección de un plan pergeñado durante el gobierno de Isabel Perón viabilizado por medio de 30.0000 desapariciones y todo el terror, durante la dictadura, calibrado y mejorado durante el Alfonsinismo, desarrollado hasta su apogeo en la decada de la rata, reacondicionado y maquillado durante el matrimoniato de los Kirchner.
25 años de formalidad administrativa, que nos permite cada dos años elegir, por ejemplo como la derecha a Aldo Rico para terminar con la política corrupta del peronismo bonaerense, aunque después el mismo coronel termine levantando la mano que faltaba para la reelección de Duhalde y hoy sea el hombre de la presidenta en el peronismo de San Miguel, o elegir a Borocotó como hicieron los porteños, o como los escobarenses que votaron Sandro para enfrentar al Kircnerismo y aquí estamos.
Balances de 25 años que son una expresión de la metodología de nuestra política. Mentiras, poder y miserias. Mientras Tanto, al menos, comprobamos todos los días que con la Democracia no se come, no se cura, ni se educa.

Nota publicada en el mensajero del Norte el sabado 13 de diciembre de 2008

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